De nuevo, esta semana nuevo artículo en El Pais sobre violencia de género, esta vez con un enfoque distinto del habitual. Me ha gustado en particular porque se aleja de los tópicos de estos casos, y baja a la realidad, en particular a la del agresor.
Por un lado, incide en la idea de dejar de mirar a un lado, es un problema que antes igualmente habíapero que era tratado como "problema doméstico", era conocido en el dominio cercano de la víctima y en éste era ocultado o justificado con el "algo le habría hecho ella" y sobre esto incide, hay que verlos como delincuentes, que se justifican erroneamente en sus acciones pero saben el mal que hacen, no son enfermos, sino delincuentes, y como tales la sociedad ha de tratarles, y algo fundamental es públicamente y privadamente rechazarlo, puesto que han realizado un delito (como no se puede justificar al que roba o mata).
La segunda parte, también es original sobre lo que uno lee a diario sobre estos temas, se trata del debate de si es posible o no la inserción de los mismos una vez cumplida su condena (porque repito son delincuentes) y formados, manteniendo un seguimiento con ellos y con sus víctimas, asunto complejo y discutido, opiniones muy respetables de que no es posible se escuchan desde asociaciones de víctimas, pero aquí de nuevo defiendo mi argumento de que no son enfermos mentales (como no lo son los terroristas como dice el artículo) por lo tanto yo creo que en ciertos casos es posible ese cambio, a mi entender debería de tratarse cada caso de forma concreta y siempre bajo las premisas que he citado antes: Cumplimiento de condena, formación y seguimiento.
Por un lado, incide en la idea de dejar de mirar a un lado, es un problema que antes igualmente habíapero que era tratado como "problema doméstico", era conocido en el dominio cercano de la víctima y en éste era ocultado o justificado con el "algo le habría hecho ella" y sobre esto incide, hay que verlos como delincuentes, que se justifican erroneamente en sus acciones pero saben el mal que hacen, no son enfermos, sino delincuentes, y como tales la sociedad ha de tratarles, y algo fundamental es públicamente y privadamente rechazarlo, puesto que han realizado un delito (como no se puede justificar al que roba o mata).
La segunda parte, también es original sobre lo que uno lee a diario sobre estos temas, se trata del debate de si es posible o no la inserción de los mismos una vez cumplida su condena (porque repito son delincuentes) y formados, manteniendo un seguimiento con ellos y con sus víctimas, asunto complejo y discutido, opiniones muy respetables de que no es posible se escuchan desde asociaciones de víctimas, pero aquí de nuevo defiendo mi argumento de que no son enfermos mentales (como no lo son los terroristas como dice el artículo) por lo tanto yo creo que en ciertos casos es posible ese cambio, a mi entender debería de tratarse cada caso de forma concreta y siempre bajo las premisas que he citado antes: Cumplimiento de condena, formación y seguimiento.
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