Finalizando el mes de Mayo, en la cabeza de mucha gente (por desgracia, mujeres mayoritariamente) está la enorme presión que se crea ante la cercanía de ponerse el bañador o bikini, en la mía también. Llevo desde que finalizaron las navidades recopilando información sobre régimenes que no he llevado aún a cabo, y sin embargo no puedo cerrar los ojos cuando veo lo mucho que ha cambiado mi cuerpo los últimos años...
No le echaré la culpa al embarazo gemelar, sería lo fácil pero lo cierto es que llevo una vida desordenada, en la que abuso de comida de facil preparado y no precisamente sana, no hago ejercicio, pico entre horas...
Esta es mi realidad y me temo que a esta alturas tiene poco arreglo de cara a estas vacaciones en la piscina o en la playa, pero de lo que quería hablar en la entrada de hoy es de cómo la sociedad se aprovecha de este malestar tan común en esta época para vendernos las dietas (y con ello sus productos asociados) que aseguran milagros en estas pocas semanas, tal como relata el artículo de El Pais sobre las dietas milagro. Venden la esperanza de un cuerpo perfecto, a costa de mucho dinero y salud, aprovechándose de las circustancias dado que la delgadez es hoy en día sinónimo de éxito.
De nada valen las declaraciones de nutricionistas que afirman en lo insalubre de esta pérdida tan rápida, ni las afirmaciones de que lo que rápido se va vuelve duplicado a mitad de velocidad, muchas mujeres caen en la trampa de estas marcas, de la publicidad y se juegan su salud y su autoestima a esta última carta.
Es bueno cuidarse, fundamentalmente por salud más que por estética, pero no existen carreras de fondo que no entrañen riesgos.
No le echaré la culpa al embarazo gemelar, sería lo fácil pero lo cierto es que llevo una vida desordenada, en la que abuso de comida de facil preparado y no precisamente sana, no hago ejercicio, pico entre horas...
Esta es mi realidad y me temo que a esta alturas tiene poco arreglo de cara a estas vacaciones en la piscina o en la playa, pero de lo que quería hablar en la entrada de hoy es de cómo la sociedad se aprovecha de este malestar tan común en esta época para vendernos las dietas (y con ello sus productos asociados) que aseguran milagros en estas pocas semanas, tal como relata el artículo de El Pais sobre las dietas milagro. Venden la esperanza de un cuerpo perfecto, a costa de mucho dinero y salud, aprovechándose de las circustancias dado que la delgadez es hoy en día sinónimo de éxito.
De nada valen las declaraciones de nutricionistas que afirman en lo insalubre de esta pérdida tan rápida, ni las afirmaciones de que lo que rápido se va vuelve duplicado a mitad de velocidad, muchas mujeres caen en la trampa de estas marcas, de la publicidad y se juegan su salud y su autoestima a esta última carta.
Es bueno cuidarse, fundamentalmente por salud más que por estética, pero no existen carreras de fondo que no entrañen riesgos.
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